La metodología de Process-Tracing es celebrada como una metodología que ofrece ventajas en cuanto a, por ejemplo, su poder explicativo y su capacidad para incorporar el tiempo como factor central del análisis: es decir, en lugar de centrarse en variables aisladas o semiaisladas y más bien estáticas, el Process-Tracing pretende identificar "cadenas" completas de factores intervinientes que vinculan causas y efectos en un periodo determinado. 

Además, el Process-Tracing ha demostrado ser bastante versátil, por lo que puede utilizarse en contextos muy diversos e incluso en combinación con otras metodologías, lo que permite obtener explicaciones y/o generalizaciones teóricas más sólidas.